Mano de Fátima en Frigiliana (Málaga)

Las aldabas (del árabe ab-dabba) otra de mis fijaciones fotográficas, una en particular, “la mano de Fátima”, su origen al parecer es muy antiguo, parece que la usaban ya los Púnicos (820 a.C.) en el norte de África, y la asociaban a una diosa (Tanit), es posible que sea aún más antigua, ¿alguien ha visitado la cueva de Ardales?, la cultura judía y árabe la adoptaron como propias, incluso la cristiana tiene también su virgen de Fátima.

Este símbolo aparece en forma de aldaba de bronce o hierro en muchas de las puertas, no sólo de nuestros pueblos, sino de todo el Mediterráneo, las he visto en Italia, Grecia, Turquía, Marruecos, impresas sobre fachadas de casas, sobre la Puerta de la Justicia de la Alhambra, origen de tantas leyendas, Incluso me ha parecido verla en la decoración de algunas de las torres mudejares, antiguos minaretes de mezquitas que todavía quedan en pie en los pueblos de la Axarquía más profunda, como la de Árchez donde incluso parecen pintadas de Henna.Torre mudejar de Árchez

Esta mano es un amuleto que protege contra las enfermedades, el mal de ojo (muchas tienen un ojo pintado o lucen un anillo o pulsera con forma de ojo) da protección a la casa, da salud y amor, aleja problemas y discusiones y atrae la buena suerte. No se puede comprar, sino que debe ser un regalo, la suerte, una de las pocas cosas que el dinero no puede comprar.

Hay muchas teorías sobre el origen de “Hamsa” o “Jansa”, (cinco en árabe), una forma de contar y recordar con los dedos de la mano, los cinco preceptos del Islam (fe, caridad, ayuno, oración, peregrinación).

Fátima Az-Zahra (606-632), la hija mayor del profeta Mahoma, estando un día preparando la cena de su marido (Alí), este llegó con una segunda mujer inesperadamente y Fátima en un “ataque de celos”, dejó caer la mano en una olla de aceite hirviendo y quedó lisiada de por vida y su padre escogió el símbolo de su mano para inmortalizar aquel suceso.

Pero me quedo con la última que me contaron mientras andaba buscando “Hansas” que fotografiar por la Medina de Fez, quizás el mejor sitio del mundo para contar una historia como esta.

Fátima tenía recién pintadas de “henna” las manos cuando abrazó llorando a uno de sus hijos que se marchaba a la guerra, el hijo al parecer sobrevivió a la cruel y sangrienta batalla, venía lleno de sangre y su madre al lavarlo vio que había algo que no terminaba de borrarse de su magullado cuerpo, una mano, la mano de henna que su madre dejó “tatuada” al abrazarlo y que sin duda le dio la protección y suerte en tan sangrienta batalla.

La moraleja quizás sea que esta mano es la mano de una madre, nada te puede proteger tanto como el abrazo de una madre, como la mano que ha sido capaz de abrazar y proteger un palacio encantado y mágico como la Alhambra, que pocos se explican como ha podido sobrevivir todos estos siglos a guerras, terremotos, expolio, años de dejadez, e invasiones de turistas y colegios de escolares que la visitan a diario.

Os regalo, mis aldabas, ojalá (del árabe law šá lláh, “si Alá quisiera”) que os de toda la suerte, amor y protección que merecéis. Pero los que tengáis la suerte de disfrutar de vuestra madre, nunca olvidéis abrazarla, seguro que sentiréis esa energía que algunos llaman suerte.

Mano de Fátima en Rodas (Grecia)